Gracias. Esta uno tan acostumbrado a textos cortos que reconozco me ha costado aunque ha merecido la pena. Es un tema que nos llega hondo a los que conocimos el "antes" y, a mí personalmente, me frustran muchísimo todos los intentos de relación virtual porque siempre topo con una especie de muro invisible.
Gracias por leerlo, yo soy la primera a quien le cuesta concentrarse. Todo es difícil, en realidad, pero supongo que se trata de ir haciendo lo que podamos.
Me cuesta mucho la idea de tener amigos y no haberme tomado nunca un café -en vivo- con ellos: no ver sus gestos, cómo miran, huelen, etc. asimismo, es un fenómeno que ocurre cada vez más (es distinto con los amores de aplicación porque si o si te terminas viendo).
Durante toda la lectura no he dejado de pensar desde dónde escribirías. Supongo que es la mención inicial a Logroño y Madrid. Te imagino pensando y escribiendo fuera de una ciudad grande y se me ocurre qué fantasía sería que este texto fuera un encuentro en un sitio descentralizado, que nos hiciera movernos en otras direcciones y seguir conversando allí.
Totalmente. Primero que en el entorno online un texto como este debería estar en un blog (pero la misma Delia apunta esta contradicción en su texto) y segundo que en el entorno físico ya sabe Delia que me encantaría tenerla de charla en mi pueblo (Ciria, en Soria), como cuando organicé en su día con otro grupo de gente un encuentro de Ética y Tecnología y ahí fue cuando me descubrieron el Fediverso (y Mastodon en concreto) en persona, ya por el 2018 y que había otra internet fuera de los silos en los que se han convertido las mal llamadas redes sociales ahora mismo.
Vaya, hacía mucho tiempo que no me enganchaba tanto un artículo. Me he sentido perfectamente identificado y también me he visto a mi mismo como uno de esos 'lurkers'. Y me he tenido que preguntar por qué.
Soy de la generación del IRC Hispano, cree amistades allí que luego ser hicieron físicas, he transitado foros y antaño me gustaba responder en comentarios a artículos dando mi opinión más sincera.
Creo que he perdido todo eso por dos motivos, quizá más. El primero es que rara vez me permito un rato tan amplio para leer un buen artículo y responderlo, siento que nunca tengo tiempo.
El segundo es que ya difícilmente encuentras contenido de calidad que te implique y sientas la necesidad de poner tus pensamientos y compartirlos.
Por esos motivos y los que has expuesto cada vez hay menos oportunidad de volver a conectar, y nos estamos perdiendo en un océano de irrelevancia.
Así que gracias por tus palabras (y Feliz Navidad).
"Hay libros que deberían haber sido un artículo de blog", dicen por ahí. Yo te animo a lo contrario: expande tus ideas, Delia. Muy interesantes tus reflexiones. Esto debería ser un libro. 🙌🏼
Difícil no leer y entrar a la acción: Dos cosas, aparentemente contradictorias. La primera, que el número de Dunbar ha sido cuestionado. Aunque probablemente finito, aún no hemos explorado nuestro límite. La segunda, que comparto todo tu análisis y por eso rememoro algo que escribí hace muchos años: que en la era digital las amistades de verdad - físicas o virtuales - se siguen contando con lo "dígitos" de las manos. Gracias por la genial publicación.
¿Cómo llegar al final de este texto y no comentar? Algo en mi ego se movió y me aterró ser lurker/mirona/fantasma. Pero a la vez no sé si tengo energía para ser del 10%, ni qué decir del 1%. Como sea, este rincón de internet, para ver y para interactuar, es oro.
Delia, es una maravilla este post. Me encantaría poder aportar algo más que el simple elogio, pero realmente las palabras importantes son las que están escritas aquí arriba y es genial que hayas conseguido concretar y hacer patente algo tan difícil de sentir y de explicar como el desencanto de usar Internet y de las relaciones en este medio hoy en día. Gracias y felicidades!
Comento porque me encantó leerte y porque quiero despegarme del grupo de los mirones. Tengo cuatro o cinco personas a quienes les compartiré el link con la recomendación: "es largo pero vale la pena". Por cierto, leer los comentarios, y alguna data previa, me ha impulsado a intentarlo con mastodon. A priori, me ilusiona. Muchas gracias. :)
Bien, apuntas un montón de cosas y te apoyas en textos e ideas de gente más o menos erudita o conocida. Cuando alguien lo hace siempre he pensado que extrae lo que le interesa y es lícito (sonrío). Aun así, si por ejemplo alguien apoya a un filósofo racionalista se posicionará en contra de otro empirista. Y ni siquiera necesariamente ha de darse esa dicotomía al menos en sentido estricto. ¿Y quién tendría la razón en dos posiciones encontradas? Al final cada uno tiene la suya, si es que la sabe razonar más allá de la consigna, pero nunca será LA razón, sino SU razón. Es obvio hasta que se pueda demostrar, para inclinarla finalmente en alguna de las posiciones iniciales.
En mi caso, estoy tan limitado con las pocas lecturas clásicas y rimbombantes y tan adherido a experiencias propias que apenas puedo esgrimir lo que creo, porque no resulta interesante. Pero valoro bastante a quien me propone y me hace pensar. Y a quien me entretiene.
Bien, me has entretenido (hablemos con propiedad, me ha entretenido tu texto :-))
Mi experiencia en el mundo de las amistades es corta, partiendo de que no tengo amigos, quizá es uno de mis escasos merecimientos. No lo escribo colgándome una medalla o poniéndome una etiqueta, no soy más auténtico por no tenerlos, probablemente hasta sea más pobre, y nunca porque esté así etiquetado o encasillado, sino porque creo que, egoístamente, me habrían venido bien. Tampoco es tan terrible que nadie haya llenado esas cinco letras que unidas se convierten en sagradas, existe gente a la que respeto, otra a la que además del respeto le profeso cariño y otras personas a las que quiero y que noto que me quieren sin llegar al cénit de la amistad verdadera. No pongamos caras tristes, hay gente que tiene trescientos mil amigos y están más solos que yo, que simplemente carezco de ellos, pero no de vida, ni de chispa ni de ganas ni de metas todas ellas ajenas a terceros. Esto mismo lo expresas con otras palabras en tu escrito o esa idea extraigo.
Pero sí que es cierto que tuve durante años un espacio en internet, un blog con el que me proponía descubrir algo / alguien nuevo más allá de los tres tipos de personas que había conocido hasta entonces. Vale, puede que cuatro. Es curioso y triste comprobar (ojo, son mis pobres comprobaciones y percepciones que seguramente nada tengan que ver con las de nadie) que las decenas o cientos de personas que descubrí en los mundos de la blogosfera eran todas iguales a esos cuatro tipos. Pasa un poco como con los chinos, que hay mil y pico millones, pero todos se parecen a los cinco o seis que conocemos. Y de ahí viene, por ejemplo, que decir algo tan sencillo como esto que hoy en día se puede considerar racismo y por tanto ultra censurable ya me condicione con la mitad de mis lectores. Y ante una posible, aceptable o exigible explicación todavía no expresada ya te hayan colgado la medalla de turno y tu sitio en el podio, donde acabas siendo el campeón de las cosas más horribles. Luego ya puedes decir en tu discurso que bueno, que es que la gente que siempre he conocido en mi sitio, que puede tener diferente tipo de pelo, rizos, ojos de colores, pecas, nariz chata, de porrón o aguileña, orejas de soplillo, pelo de colores y que la falta de convivencia con chinos te dificulte su identificación. Vamos, que si un chino te roba la cartera en China y vas a la comisaría para describirlo, me gustaría saber cómo lo haces más allá de si pesan los años o los kilos.
Pero todo lo que digas será utilizado en tu contra y tus explicaciones sonarán a excusas, una tras otra.
Digamos pues que me encontré a mucha gente con el microchip incorporado: esta consigna, este eslogan, esta frase hecha, este tópico, este refrán. Incluso a los que se expresaban con cierta solemnidad, e incluso cierto brillo de Sidol… aunque fuese recién sacado de un diccionario de sinónimos, pero con el razonamiento todavía lleno de óxido, polvo y telas de araña. O lo que es peor: prestado. O lo que es peor todavía: prestado a la plebe, al altavoz, al rebaño, a la harina y al agua. A Hulk.
Y eché de menos a quien piensa por sí mismo. Y los hay, doy fe, son rara avis, personajes auténticos que te fascinan, que hablan como tú, que razonan como tú aunque lo hagan con mayor o menor lustre, personas que están en consonancia con uno, que excitan tu tedio, que te seducen, personas a las que te gustaría mirar a los ojos, tomar una cerveza con ellos (o con ellas, pero el lenguaje de género no se repetirá en mi texto), personas que te hubiese gustado haber conocido en otro tiempo, latitud y circunstancia, personas a las que, de no ser tan estulto y perezoso para la compañía, propondrías algún proyecto.
Personas, al fin, que toman su camino mientras tú tomas el tuyo, paralelo. Y que acaban juntándose con otras personas mientras tú continúas por la senda pedregosa y solitaria a la que te has acostumbrado, porque a veces se asoma un rayo entre los árboles que no te dejan ver el bosque o tintinea un chorro que te da de beber agua fresca.
Perdona que se me vaya el escrito por sendas en principio no horadadas, se me escurre el azadón y es algo que no puedo evitar. Porque sumado a mi escasa corrección y a que me dejo fluir (sin que mi flujo dañe a nadie, o eso intento), niego la mayor por defecto. Es una de las taras de fábrica que me acompañan y que juegan en mi contra, paradójicamente, desde mi propia azotea. Y fíjate, simplemente para dejar que fluya mi libertad, se suicidan mis palabras sabedoras de que ya nadie las lee. ¿Las estás leyendo? Vuelvo a sonreír. Y es que yo las guardo en el baúl de las ideas, en el cementerio de las palabras usadas, a donde acudo con frecuencia riéndome de mis pretéritos, burlándome de mí mismo y a veces incluso admirándome por error.
Pero como decía, sí, he conocido a gente por internet que ha llegado a ser al menos tan importante como la gente de carne y hueso de siempre, aunque los bytes, para ello, se han tenido que convertir en expresión y tacto. Y en este punto sí ha habido una ventaja, y es que el lugar de encuentro, la génesis, ha sido un contexto interesante para los dos, bien un artículo, una canción, una inquietud, una afición. Luego la vida, que sigue siendo vida porque en ella nos desenvolvemos, sea a través de la real o la virtual, pone a cada uno en su sitio. Y como yo prefiero a una persona que a cincuenta, cuando esa una se apaga tengo que volver a empezar y entonces, a pico y pala, me meto en la piel de los buscadores de oro de California o Klondike o de cualquier otro destino estadounidense, pues ya sabemos que nuestros referentes de clara involución vienen todos del “nuevo continente”, y que los jóvenes españoles de pantalón cagado tienen más referencias de Phoenix (Arizona) que de Cuenca (Castilla La Mancha). Así que, como buscador de oro me vale California y como buscador virtual, Google. Así nos entendemos, ¿ok? Oh, my God.
En fin, Delia, podría seguir y seguir sin parar, he disfrutado leyéndote, ya hay un punto de conexión, je, pero al final sería de muy mala educación escribir un comentario más largo que el texto.
Leí esto múltiples veces, revisando los enlaces, conectando puntos. Con mucha nostalgia pero también con ganas de resolver ese problema de la amistad digital perdida.
Es de las piezas más importantes que me deja el 2023 y te quiero agradecer por eso Delia.
Delia, vente a Mastodon, que aunque digas que "no acaba de despegar" te aseguro que es un sitio muy parecido a ese internet nuestro de antes, el de los tiempos de los blogs. Y hay mucha más actividad de la que parece a primera vista y te iba a gustar, estoy segura. Allí la amistad digital está en plena efervescencia :)
Dicho esto, ya te lo dicen en otro comentario, de estos posts tuyos sale un libro... Qué gustazo leerte, de verdad.
Gracias. Esta uno tan acostumbrado a textos cortos que reconozco me ha costado aunque ha merecido la pena. Es un tema que nos llega hondo a los que conocimos el "antes" y, a mí personalmente, me frustran muchísimo todos los intentos de relación virtual porque siempre topo con una especie de muro invisible.
Gracias por leerlo, yo soy la primera a quien le cuesta concentrarse. Todo es difícil, en realidad, pero supongo que se trata de ir haciendo lo que podamos.
Me cuesta mucho la idea de tener amigos y no haberme tomado nunca un café -en vivo- con ellos: no ver sus gestos, cómo miran, huelen, etc. asimismo, es un fenómeno que ocurre cada vez más (es distinto con los amores de aplicación porque si o si te terminas viendo).
Durante toda la lectura no he dejado de pensar desde dónde escribirías. Supongo que es la mención inicial a Logroño y Madrid. Te imagino pensando y escribiendo fuera de una ciudad grande y se me ocurre qué fantasía sería que este texto fuera un encuentro en un sitio descentralizado, que nos hiciera movernos en otras direcciones y seguir conversando allí.
Escribí mucho sobre internet desde las tierras altas de Soria. Ahora estoy en Madrid, pero ojalá algo se haya quedado pegado en la prosa
algo se ha quedado, sin duda.
Totalmente. Primero que en el entorno online un texto como este debería estar en un blog (pero la misma Delia apunta esta contradicción en su texto) y segundo que en el entorno físico ya sabe Delia que me encantaría tenerla de charla en mi pueblo (Ciria, en Soria), como cuando organicé en su día con otro grupo de gente un encuentro de Ética y Tecnología y ahí fue cuando me descubrieron el Fediverso (y Mastodon en concreto) en persona, ya por el 2018 y que había otra internet fuera de los silos en los que se han convertido las mal llamadas redes sociales ahora mismo.
Vaya, hacía mucho tiempo que no me enganchaba tanto un artículo. Me he sentido perfectamente identificado y también me he visto a mi mismo como uno de esos 'lurkers'. Y me he tenido que preguntar por qué.
Soy de la generación del IRC Hispano, cree amistades allí que luego ser hicieron físicas, he transitado foros y antaño me gustaba responder en comentarios a artículos dando mi opinión más sincera.
Creo que he perdido todo eso por dos motivos, quizá más. El primero es que rara vez me permito un rato tan amplio para leer un buen artículo y responderlo, siento que nunca tengo tiempo.
El segundo es que ya difícilmente encuentras contenido de calidad que te implique y sientas la necesidad de poner tus pensamientos y compartirlos.
Por esos motivos y los que has expuesto cada vez hay menos oportunidad de volver a conectar, y nos estamos perdiendo en un océano de irrelevancia.
Así que gracias por tus palabras (y Feliz Navidad).
"Hay libros que deberían haber sido un artículo de blog", dicen por ahí. Yo te animo a lo contrario: expande tus ideas, Delia. Muy interesantes tus reflexiones. Esto debería ser un libro. 🙌🏼
Jajaja, sí, llega a ser un poco más corto y me sale un libro. Gracias, Daniel.
Difícil no leer y entrar a la acción: Dos cosas, aparentemente contradictorias. La primera, que el número de Dunbar ha sido cuestionado. Aunque probablemente finito, aún no hemos explorado nuestro límite. La segunda, que comparto todo tu análisis y por eso rememoro algo que escribí hace muchos años: que en la era digital las amistades de verdad - físicas o virtuales - se siguen contando con lo "dígitos" de las manos. Gracias por la genial publicación.
¿Cómo llegar al final de este texto y no comentar? Algo en mi ego se movió y me aterró ser lurker/mirona/fantasma. Pero a la vez no sé si tengo energía para ser del 10%, ni qué decir del 1%. Como sea, este rincón de internet, para ver y para interactuar, es oro.
Pero si ya está! Qué diferencia hay entre escribir en la parte de los comentarios o en la de arriba? A por ello
Delia, es una maravilla este post. Me encantaría poder aportar algo más que el simple elogio, pero realmente las palabras importantes son las que están escritas aquí arriba y es genial que hayas conseguido concretar y hacer patente algo tan difícil de sentir y de explicar como el desencanto de usar Internet y de las relaciones en este medio hoy en día. Gracias y felicidades!
Muchas gracias, Javi! Me alegro de haber escrito algo con lo que te puedas identificar.
Fantástico como nos defines a una generación en tus escritos. De un modo u otro cuentas nuestra vivencia común.
Nos creemos especiales pero mucho es generacional y común. Lo raro es que no se cuente más
Comento porque me encantó leerte y porque quiero despegarme del grupo de los mirones. Tengo cuatro o cinco personas a quienes les compartiré el link con la recomendación: "es largo pero vale la pena". Por cierto, leer los comentarios, y alguna data previa, me ha impulsado a intentarlo con mastodon. A priori, me ilusiona. Muchas gracias. :)
No te vuelvo a leer más. Demasiado largo.
Es broma :-)
Bien, apuntas un montón de cosas y te apoyas en textos e ideas de gente más o menos erudita o conocida. Cuando alguien lo hace siempre he pensado que extrae lo que le interesa y es lícito (sonrío). Aun así, si por ejemplo alguien apoya a un filósofo racionalista se posicionará en contra de otro empirista. Y ni siquiera necesariamente ha de darse esa dicotomía al menos en sentido estricto. ¿Y quién tendría la razón en dos posiciones encontradas? Al final cada uno tiene la suya, si es que la sabe razonar más allá de la consigna, pero nunca será LA razón, sino SU razón. Es obvio hasta que se pueda demostrar, para inclinarla finalmente en alguna de las posiciones iniciales.
En mi caso, estoy tan limitado con las pocas lecturas clásicas y rimbombantes y tan adherido a experiencias propias que apenas puedo esgrimir lo que creo, porque no resulta interesante. Pero valoro bastante a quien me propone y me hace pensar. Y a quien me entretiene.
Bien, me has entretenido (hablemos con propiedad, me ha entretenido tu texto :-))
Mi experiencia en el mundo de las amistades es corta, partiendo de que no tengo amigos, quizá es uno de mis escasos merecimientos. No lo escribo colgándome una medalla o poniéndome una etiqueta, no soy más auténtico por no tenerlos, probablemente hasta sea más pobre, y nunca porque esté así etiquetado o encasillado, sino porque creo que, egoístamente, me habrían venido bien. Tampoco es tan terrible que nadie haya llenado esas cinco letras que unidas se convierten en sagradas, existe gente a la que respeto, otra a la que además del respeto le profeso cariño y otras personas a las que quiero y que noto que me quieren sin llegar al cénit de la amistad verdadera. No pongamos caras tristes, hay gente que tiene trescientos mil amigos y están más solos que yo, que simplemente carezco de ellos, pero no de vida, ni de chispa ni de ganas ni de metas todas ellas ajenas a terceros. Esto mismo lo expresas con otras palabras en tu escrito o esa idea extraigo.
Pero sí que es cierto que tuve durante años un espacio en internet, un blog con el que me proponía descubrir algo / alguien nuevo más allá de los tres tipos de personas que había conocido hasta entonces. Vale, puede que cuatro. Es curioso y triste comprobar (ojo, son mis pobres comprobaciones y percepciones que seguramente nada tengan que ver con las de nadie) que las decenas o cientos de personas que descubrí en los mundos de la blogosfera eran todas iguales a esos cuatro tipos. Pasa un poco como con los chinos, que hay mil y pico millones, pero todos se parecen a los cinco o seis que conocemos. Y de ahí viene, por ejemplo, que decir algo tan sencillo como esto que hoy en día se puede considerar racismo y por tanto ultra censurable ya me condicione con la mitad de mis lectores. Y ante una posible, aceptable o exigible explicación todavía no expresada ya te hayan colgado la medalla de turno y tu sitio en el podio, donde acabas siendo el campeón de las cosas más horribles. Luego ya puedes decir en tu discurso que bueno, que es que la gente que siempre he conocido en mi sitio, que puede tener diferente tipo de pelo, rizos, ojos de colores, pecas, nariz chata, de porrón o aguileña, orejas de soplillo, pelo de colores y que la falta de convivencia con chinos te dificulte su identificación. Vamos, que si un chino te roba la cartera en China y vas a la comisaría para describirlo, me gustaría saber cómo lo haces más allá de si pesan los años o los kilos.
Pero todo lo que digas será utilizado en tu contra y tus explicaciones sonarán a excusas, una tras otra.
Digamos pues que me encontré a mucha gente con el microchip incorporado: esta consigna, este eslogan, esta frase hecha, este tópico, este refrán. Incluso a los que se expresaban con cierta solemnidad, e incluso cierto brillo de Sidol… aunque fuese recién sacado de un diccionario de sinónimos, pero con el razonamiento todavía lleno de óxido, polvo y telas de araña. O lo que es peor: prestado. O lo que es peor todavía: prestado a la plebe, al altavoz, al rebaño, a la harina y al agua. A Hulk.
Y eché de menos a quien piensa por sí mismo. Y los hay, doy fe, son rara avis, personajes auténticos que te fascinan, que hablan como tú, que razonan como tú aunque lo hagan con mayor o menor lustre, personas que están en consonancia con uno, que excitan tu tedio, que te seducen, personas a las que te gustaría mirar a los ojos, tomar una cerveza con ellos (o con ellas, pero el lenguaje de género no se repetirá en mi texto), personas que te hubiese gustado haber conocido en otro tiempo, latitud y circunstancia, personas a las que, de no ser tan estulto y perezoso para la compañía, propondrías algún proyecto.
Personas, al fin, que toman su camino mientras tú tomas el tuyo, paralelo. Y que acaban juntándose con otras personas mientras tú continúas por la senda pedregosa y solitaria a la que te has acostumbrado, porque a veces se asoma un rayo entre los árboles que no te dejan ver el bosque o tintinea un chorro que te da de beber agua fresca.
Perdona que se me vaya el escrito por sendas en principio no horadadas, se me escurre el azadón y es algo que no puedo evitar. Porque sumado a mi escasa corrección y a que me dejo fluir (sin que mi flujo dañe a nadie, o eso intento), niego la mayor por defecto. Es una de las taras de fábrica que me acompañan y que juegan en mi contra, paradójicamente, desde mi propia azotea. Y fíjate, simplemente para dejar que fluya mi libertad, se suicidan mis palabras sabedoras de que ya nadie las lee. ¿Las estás leyendo? Vuelvo a sonreír. Y es que yo las guardo en el baúl de las ideas, en el cementerio de las palabras usadas, a donde acudo con frecuencia riéndome de mis pretéritos, burlándome de mí mismo y a veces incluso admirándome por error.
Pero como decía, sí, he conocido a gente por internet que ha llegado a ser al menos tan importante como la gente de carne y hueso de siempre, aunque los bytes, para ello, se han tenido que convertir en expresión y tacto. Y en este punto sí ha habido una ventaja, y es que el lugar de encuentro, la génesis, ha sido un contexto interesante para los dos, bien un artículo, una canción, una inquietud, una afición. Luego la vida, que sigue siendo vida porque en ella nos desenvolvemos, sea a través de la real o la virtual, pone a cada uno en su sitio. Y como yo prefiero a una persona que a cincuenta, cuando esa una se apaga tengo que volver a empezar y entonces, a pico y pala, me meto en la piel de los buscadores de oro de California o Klondike o de cualquier otro destino estadounidense, pues ya sabemos que nuestros referentes de clara involución vienen todos del “nuevo continente”, y que los jóvenes españoles de pantalón cagado tienen más referencias de Phoenix (Arizona) que de Cuenca (Castilla La Mancha). Así que, como buscador de oro me vale California y como buscador virtual, Google. Así nos entendemos, ¿ok? Oh, my God.
En fin, Delia, podría seguir y seguir sin parar, he disfrutado leyéndote, ya hay un punto de conexión, je, pero al final sería de muy mala educación escribir un comentario más largo que el texto.
MUY interesante.
Leí esto múltiples veces, revisando los enlaces, conectando puntos. Con mucha nostalgia pero también con ganas de resolver ese problema de la amistad digital perdida.
Es de las piezas más importantes que me deja el 2023 y te quiero agradecer por eso Delia.
Me moriría contento si supiera que, al irme, iba a provocar en alguien alguna reflexión con la mitad de enjundia que las tuyas.
Gracias por compartirlas tan bien hiladas, y por semejante colección de referencias. Tengo pestañas abiertas para toda la semana.
Te agradezco de corazón lo que dices.
Delia, vente a Mastodon, que aunque digas que "no acaba de despegar" te aseguro que es un sitio muy parecido a ese internet nuestro de antes, el de los tiempos de los blogs. Y hay mucha más actividad de la que parece a primera vista y te iba a gustar, estoy segura. Allí la amistad digital está en plena efervescencia :)
Dicho esto, ya te lo dicen en otro comentario, de estos posts tuyos sale un libro... Qué gustazo leerte, de verdad.
Voy a intentar centrar mi esfuerzo aquí. Al final este es el tipo de accion-creación que a mí me resulta más sencilla
espectacular
GRACIAS
Muchas gracias a ti